Comienza el mes de junio

Comienza el mes de junio y con el, el maratón de exámenes, graduaciones, fiestas de fin de curso y festivales.  Nadie quiere perderse todos estos eventos pero todos están ultimando los preparativos de última hora. En el caso de los bailarines la cosa se complica, tienen que sacar tiempo de donde no lo hay para compaginar los estudios o el trabajo con las clases, los ensayos extras, la búsqueda de vestuario. A menudo nos los encontramos cosiendo a altas horas de la madrugada del día anterior al festival y todo para quede lo más perfecto posible, para que ellos y el público lo disfruten al máximo. 

No importa cual sea el resultado, porque será perfecto, y lo será porque estará lleno de ilusión, porque ese día compensa todo el cansancio. Desde fuera, en el teatro, veremos los tules, las luces, las coreografías y no nos daremos cuenta de las horas de dedicación que eso conlleva, del apoyo incondicional de la familia, del esfuerzo de los profesores, del dolor de pies … 

Para este último empujón, os dejamos con una coreografía especial en la que las bailarinas no son capaces de llevar el compás y se van confundiendo de pasos y tiempos musicales, chocando unas con otras u olvidándose de fragmentos. De manera muy divertida, nos hace ver lo que siempre pasa en los ensayos, en las clases e incluso en las actuaciones, como algunos disimulan y otros intentan copiar al compañero con más o menos éxito y como al final, la función continúa sin que el público lo note. 

Acompañado con música de F.Chopin y coreografiado por J.Robbins en 1956 como parte de una pieza más larga “El concierto”, este ballet recrea el ambiente solemne con el que se asocia al ballet clásico y lo rompe introduciendo errores perfectamente orquestados y ejecutados con una técnica impecable, el arte de confundirse a la perfección. 

¡Mucho ánimo con la recta final!