La danza conlleva una gran exigencia física, horas de clases, estiramientos, coreografías, alimentación saludable … pero no es suficiente … además se necesita una gran capacidad de concentración y memoria para realizar los ejercicios propuestos en las clases.
Las matemáticas, no requieren energía física, pero si energía mental y comparte con la danza clásica más de lo que se observa a simple vista.
Tanto la danza como las matemáticas tienen estructura, dejando a un lado la parte interpretativa, podemos analizar la danza como formas que se estructuran de una manera ordenada. La perspectiva y la imagen son fundamentales, y en las clases encontramos posiciones entre los distintos elementos o bailarines que se relacionan entre sí mediante figuras, estáticas o en movimiento. Líneas, círculos, triángulos, trapecios … en todas las clases se ejecutan estas figuras y con la geometría matemática se podrían dibujar un cuatro abstracto con millones de ellas.
En una coreografía es mucho más evidente que esta geometría tiene que ser estética, armoniosa y ordenada. Nos deslizamos en un plano horizontal, saltamos, o hacemos las dos cosas a un tiempo incluso mientras giramos y nos coordinamos con los demás cuerpos en el espacio.
Pero si vamos más allá, los equilibrios y desequilibrios, los giros, las elevaciones, los contrapesos, las interactuaciones de unos bailarines con otros, la ocupación del espacio son constantes operaciones matemáticas que se suceden una tras otra al compás de la música, con un patrón numérico marcado por el ritmo.
Bailamos contando sin darnos cuenta, escuchamos la música y hacemos operaciones aritméticas inconscientemente y jugamos con la mente y con el cuerpo aplicando esta sucesión numérica a los complejos estilos musicales. Contamos lento en un adagio, rápido en un allegro, dejamos de contar, sustituimos los números por sonidos, o por silencios. Algunos “cuentan” la música, otros, la “sienten” pero todos siguen el ritmo, y ese ritmo que responde a una serie numérica ordenada, se repite, implacable hasta que termina la secuencia.
Así que cuando bailes piensa que al fin y al cabo, no se te dan tan mal las matemáticas.